Pepe Marta, el torero de la sobriedad que enamoró a los melillenses

Pepe Marta fue el novillero estrella melillense en la década de los 50 y hasta 1.965, año en el que decidió poner término a su carrera taurina. El propio Marta reconocía que, a pesar de sus triunfos, jamás dispuso de un ‘padrino’ que le lanzara por los cuatro confines y le propiciara una alternativa que siempre esperó pero que jamás se produjo.
No obstante toreó por toda la Península con buenos resultados y en Melilla salió por la puerta grande de la Mezquita del Toreo cuantas veces se vistió de luces.
El toreo de Pepe Marta fue vertical y artístico, muy al estilo de Manuel Rodríguez Manolete. Midió siempre las distancias acortándolas de forma más que arriesgada pero su oficio le permitió cortarse la coleta sin haber sufrido ningún percance de gravedad. Su eficacia con el estoque era infalible.
Las veces que toreó en Melilla llenó la plaza porque numerosas peñas de seguidores admiraban al Pepe Marta torero pero, sobre todo, al Pepe Marta persona. Fue un hombre cercano a sus amigos y volcado en su familia a la que, por cierto, prohibió hablar de toros en casa. Así de grande era la pena al no haber podido triunfar como torero, a pesar de su gran carrera como novillero.
Pepe Marta decidió dar un giro de 180 grados a su vida, colgó los tratos y debutó con éxito en el sector de la hostelería. Fundó empresas, ganó todo el dinero que no le dio el Arte de Cúchares y fundó una familia numerosa entrañable que, al cabo del tiempo, desembocó también en la gastronomía.
Hoy regentan dos de los más acreditados establecimientos de la ciudad: La Asociación Taurina Melillense ‘Los Medios’ y un bar restaurante que lleva el nombre del gran diestro: Casa Marta, en la calle del doctor Justo Sancho Miñano.
Víctima de una fatal enfermedad, Pepe Marta nos dejó hace 12 años y Melilla perdía la referencia de su mejor torero. Hoy, la institución taurina por excelencia de todo un continente se acuerda de aquel novillero espigado, elegante y artista que, con su sencillez y con su arte, transmitía a los tendidos de la Mezquita del Toreo sensaciones de grandeza.

Antonio Criado "El Goy" y Adolfo Ramos siguen sus pasos.

En la actualidad dos novilleros melillenses siguen sus pasos y desean conseguir lo que Marta no pudo, llegar a ser matadores de toros y figuras del toreo. Estos dos muchachos son Antonio Criado "El Goy" y Adolfo Ramos en los cuales nadie creyó hasta que este año (2008), en la novillada de feria de su ciudad, demostraron que sin haber aprendido en escuelas taurinas, ni haber tenido la oportunidad de estar en contacto con animales bravos regularmente, están a la altura de otros novilleros que torean más y sobre todo que tienen ganas de ser torero. Ambos salieron por la puerta grande.

Solo les hace falta apoyo para poder darse a conocer en este dificilísimo mundo de los toros, y quién sabe a dónde podran llegar estos novilleros.