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Historia de la plaza de toros de Melilla, "La Mezquita del Toreo"

Triunfal tarde del melillense Adolfo Ramos en El Escorial



Crónica cedida por Fran Jiménez (www.sierraoestedemadrid.com):

Éxito rotundo de Adolfo Ramos y de la ganadería Pablo Mayoral.

El novillero Adolfo Ramos firmó en El Escorial una actuación de ensueño al cortar dos orejas y el rabo a un excelente novillo de Pablo Mayoral. El ganado elegido para el festival dio una lección en casta, bravura, nobleza y transmisión. Solo el tercer novillo tuvo alguna dificultad más. Excelentes en presentación, como excelente fue la asistencia a la plaza. Se llenó para ver a los matadores, en orden de aparición, Víctor Puerto, Iván Vicente, Sergio Aguilar y Pablo Lechuga, y al ya mencionado novillero melillense Adolfo Ramos, afincado en Robledo de Chavela.

El novillo correspondiente a Adolfo Ramos era el más pequeño del encierro de Pablo Mayoral, como es lógico. Un novillo de buenas hechuras, negro mohino, que embistió con clase y por abajo. Se abrió de capa con él, y sacó una serie de verónicas de mucha calidad. Se le conservó al animal en el caballo, y pudo desarrollar el fondo necesario para aguantar un quite por chicuelinas anterior a una faena de muleta de las grandes. Comenzó con unos ayudados por bajo muy estéticos, y en seguida se dobló con el toro con la mano derecha, de mucha hondura y ligazón. Con la mano izquierda no estuvo peor, y enseguida el público se vino arriba augurando un rotundo triunfo. Supo medir muy bien las distancias que el toro le pedía, y le dio el tiempo necesario para no ahogar al de Pablo Mayoral. La faena no decalló en ningún momento, terminando con imaginación con recursos como trincherazos, afarolados y molinetes. La espada no quiso entrar a la primera, y con la segunda estocada fue necesario el uso del descabello. Pero ya daba igual, el público estaba tan extasiado con la brillante actuación que le fue concedido el rabo.

El segundo que mejor actuación registró fue Iván Vicente. El novillo, en la misma línea que el resto: gran transmisión y muy enclasado. Al ser más mayor que el de Ramos, el novillo estaba más hecho. Unas hechuras impecables para un festival. Gran recibo capotero del de Soto del Real. Quitó por verónicas tras un tercio de varas en el que se empleó bastante el novillo. En la muleta, el animal embestía por ambos pitones con nobleza. Repetía, e Iván Vicente se acopló muy bien a él. Los mejores momentos de la actuación se vivieron en los lances por el pitón izquierdo, en los que el madrileño estuvo lúcido y seguro. A la segunda estocada consiguió dar muerte al animal, y se le concedieron dos trofeos.

El torero de San Martín de Valdeiglesias, Pablo Lechuga, obtuvo un trofeo con el animal de menos transmisión de la tarde. El novillo prometía en los lances de recibo con el capote, muy ajustados y templados. Igualmente de prometedor en el quite por navarras del diestro. Sin embargo, en la muleta se vino un poco abajo acusando el excesivo castigo en el caballo. Lo intentó, sobretodo por el pitón derecho del novillo, pues el izquierdo era ligeramente peor. Consiguió alguna serie estimable, y fue premiado con un apéndice.

Sergio Aguilar tuvo en suerte el animal más difícil del encierro, dentro del gran juego que ofrecieron los de Pablo Mayoral. Muy templado y ajustado el recibo de capa. En la muleta, el animal aprendía en cada muletazo, y el madrileño no se consiguió acoplar con él. Además, a mitad de la faena, el novillo se reculó al hilo de las tablas, lo que deslució la hasta entonces digna actuación del diestro, y el público recompensó a Sergio Aguilar con una oreja.

Víctor Puerto tampoco estuvo especialmente fino con su novillo. El sevillano nacido en Madrid se las vió con un encastado novillo de Pablo Mayoral, muy exigente y con movilidad. Tanto le exigió que no le cogió el sitio en ningún momento. Algún pase suelto al natural. Tres estocadas, y palmas para Víctor Puerto.



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